Ante el dramatismo del paisaje del cañón del Rio Bogotá y como una forma de garantizar la fluidez y continuidad de este al interior de la vivienda, el reto era implantarse muy sutilmente en el entorno, apropiándose del espacio del cañón; y convirtiendo este en el gran generador del diseño. Para esto se crea una Urdimbre de líneas ordenadoras que claramente contrastan con la geometría sinuosa y orgánica del paisaje, buscando crear una fusión entre lo natural y lo construido.

El acceso a la vivienda se da mediante un primer patio de acceso, que invita a descubrir que se esconde tras un interesante juego geométrico de muros bajos y aperturas visuales. .

Sobre las fachadas, se elevan planos sueltos, pórticos llenos y vacíos, recintos y patios permitiendo generar múltiples posibilidades de encuentro entorno a las circulaciones que llevan a los diferentes espacios tanto en primer como segundo nivel.